jueves, 2 de febrero de 2012

El amigo inglés de Gonzalo Arango

Foto: cortesía John Hoyland

Este año el escritor antioqueño habría cumplido ochenta años de vida y en septiembre se cumplieron 35 de su muerte. Desde Londres, un ex hippie inglés cuenta cómo Gonzalo Arango fue decisivo en su pensamiento revolucionario. 

Por Viviana Pineda Hincapié

John Hoyland ha estado pintando todo el día la casa que todavía le está pagando al banco. Queda en Elephant and Castel, un barrio del sur de Londres poblado principalmente por negros y donde la comunidad latinoamericana tiene una significativa presencia.  Su camisa morada está manchada de pintura blanca y su pelo gris desordenado. John luce bastante enérgico, pese a sus casi setenta años. En correos electrónicos habíamos acordado tomarnos un té, pero cuando vio la botella de vino chileno que le traje como regalo, cambió de parecer  y decidió recompensarse a sí mismo después de pintar uno de los cuatro pisos que tiene la casa.

 En nuestro primer encuentro, en la redacción de la revista New Scientist, donde John escribe una columna que recoge la opinión de los lectores y donde yo visitaba a una amiga, había mencionado un viaje por Latinoamérica en los años sesenta. Un viaje que me pareció interesante cuando mencionó palabras como Cali, Medellín, río Magdalena, más allá de la infaltable Cartagena; pero que se volvió más y más atrayente conforme John hablaba de haber conocido a los nadaístas, ese  grupo de intelectuales colombianos de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, que buscaban “no dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio”. Días después llegaron a mi correo electrónico las fotos que acompañan esta entrevista, y después, en un pub de barrio, John me mostraría las cartas del poeta Gonzalo Arango, que no sé por qué, yo vendría a conocer a tantos kilómetros de la Medellín que yo habité cincuenta años después de él.  

Esta vez John me recibe con una carpeta llena de hojas escritas a máquina que constituyen un libro inédito sobre su travesía por Latinoamérica, junto a Wisty, su novia de ese entonces y la que después sería la madre de sus dos hijos. En su carrera como periodista y escritor, John ya ha publicado una antología de ensayos, una novela para niños y coescrito dos obras de teatro.

-          John, hoy no es difícil que un joven del primer mundo se aventure a ir a Latinoamérica, pero en los años sesenta me imagino que sí lo era ¿por qué terminó usted en tierras del sur?
Yo finalicé mis estudios de Literatura inglesa y me inscribí en un programa que tenía mi universidad para prestar servicio social en un país en desarrollo. Me mandaron como profesor de inglés a una universidad de Venezuela en 1963. Al terminar ese año de trabajo, Wisty fue a visitarme y con mis ahorros planeamos un viaje por Latinoamérica. Nuestro plan era viajar hasta que se nos acabara el dinero, cuando eso sucediera iríamos a la embajada del Reino Unido y pediríamos que nos regresaran.
-          ¿Y cómo supo de los nadaístas?
Leí un artículo sobre ellos en la revista Venezuela Gráfica, en él entrevistaban a Jotamario Arbeláez y le preguntaban qué pensaba de la frase de Karl Marx que afirmaba que “la religión es el opio del pueblo”, a lo que él replicó que no estaba de acuerdo: “Si eso fuera verdad los nadaístas seríamos religiosos”, dijo. Y yo pensé “esta gente tiene que ser interesante”.

Cuando empezamos nuestro viaje, a principios del 64, nuestro primer destino fue Colombia, y en el avión entre Caracas y Bogotá conocí a un señor muy amable, al que le pregunté por los nadaístas, y me respondió que él solo sabía que se reunían en Bogotá en un café conocido como El Cisne.
Foto: cortesía John Hoyland

John nació en medio de la Segunda Guerra mundial, así que su juventud la vivió en la Inglaterra de la postguerra, que él describe como una época de represión en la que era muy difícil ser contestatario. Antes de su viaje a Latinoamérica, hizo parte de la campaña por el desarme nuclear que en 1958 creó el afamado símbolo de la paz, el del círculo con la pata de un ave en medio. 

-          ¿Cómo fue el primer encuentro?
Al segundo día de llegar a Bogotá fuimos a El Cisne, donde había un grupo de gente joven. Nosotros nos sentamos en una mesa y ellos se dieron cuenta de que los estábamos mirando. Entonces uno de ellos nos preguntó “¿americanos?”, y nosotros le respondimos que no, que éramos ingleses, y empezamos a conversar. Al cabo de unos minutos, les dije que yo estaba buscando a los nadaístas y ellos me respondieron “¡pues nosotros somos los nadaístas!”. A partir de ese momento, ellos nos contactaron con otros intelectuales como Santiago García y su compañera Patricia, que nos hospedaron en su casa los dos siguientes meses.   

-          ¿Y fue ahí dónde conocieron a Gonzalo Arango?
No, a pesar de ser ‘el profeta’ de los nadaístas él era muy reservado. Su vida era un misterio, se decía que vivía con su amante en un apartamento conocido como el monasterio, en un lugar que nadie conocía y en una terrible pobreza. Él hacía apariciones diarias en un café pero solo de una hora. Tuvieron que pasar dos meses para que nosotros pudiéramos conocerlo.

-          ¿Cómo lo conocieron?
Llegamos con una nota introductoria de Santiago García, pero al parecer él ya sabía que nosotros estaríamos ahí porque se dirigió directamente a nosotros. Él decidió que éramos ángeles eléctricos y les dijo a los presentes que nos respetaran como tal. “Ustedes son representantes de los Angry Young Men de Londres, y esos los hace parte de mi familia humana”. Para nosotros eso fue extraño, porque los Angry Young Men habían desaparecido años atrás y se lo dijimos, pero él respondió que esos eran “meros detalles”. Nos sentamos a su lado y él nos estuvo preguntando cosas sobre el Reino Unido y sobre The Beatles. Y a todo lo que decíamos, él respondía “espléndido, ustedes son hermosos”.

 En su libro, John manifiesta su desconcierto por la actitud aduladora de Gonzalo con todos y un poco de desencanto por su diminuta presencia. “Las cosas que nosotros habíamos escuchado de él daban la impresión de que era una bomba humana explotando en la cara del establecimiento colombiano. Por eso fue una sorpresa verlo tan suave, vago, que fuera muy bajo de estatura, desgarbado, vestido como un callejero. Nosotros lo mirábamos tratando de resolver qué era lo que hacía que inspirara a tanta gente… hablaba con un extraño sonsonete en su voz, que parecía un poco la de un loco, como si viniera de otra persona. Lo que decía era todavía más desconcertante. Todo parecía absurdamente pretencioso porque nunca estuvimos seguros de si estaba hablando seriamente o no… tal como nos habían dicho, el parecía estar de acuerdo felizmente con todo el mundo de una forma amigable y vaga”.

-          ¿Y esa fue la única vez que lo vieron?
No, cuando nosotros le contamos que queríamos viajar por Latinoamérica, él nos hizo una lista de sus amigos en casi todas las ciudades de Suramérica con sus direcciones y nos dijo: “estos son compañeros poetas, ellos son locos y hermosos como ustedes, ellos los cuidarán y arreglarán conferencias para que ustedes hagan algún dinero. Díganles que yo los envíe y que les amo”. Eso era todo un tour guiado por la nueva cultura del continente y eso cambió totalmente nuestro viaje. Nosotros pensábamos irnos al siguiente día para Ecuador, pero Gonzalo nos hizo prometer que antes de abandonar el país iríamos a Cali. Nos afirmó que era el mejor lugar de Colombia y que el corazón del nadaísmo estaba ahí, y nos puso una cita para el día siguiente, cuando nos daría unas cartas de introducción para los nadaístas de esa ciudad, pese a que en ese momento no tenían muy buenas relaciones.

-          ¿Por qué no tenía buenas relaciones?

Jotamario Arbeláez había quemado recientemente una efigie de Gonzalo junto a sus libros en Cali, pero Gonzalo al parecer no le daba mucha importancia a eso. "Nosotros tenemos nuestros desacuerdos, pero eso es algo muy saludable. Los poetas de Cali pensaron que yo me estaba volviendo muy humanista en mis ideas y por eso hicieron eso, pero eso ya está olvidado", me dijo.

En un capítulo posterior del libro, John cuenta el viaje a Cali y cuenta una conversación con el pintor Pedro Alcántara en la que se puede ver lo que podía ser el origen de los desacuerdos de los nadaístas en ese momento. “Nosotros no podíamos mantener nuestro rechazo a la sociedad colombiana sin empezarnos a preguntar por qué la sociedad está tan mal y qué se puede hacer al respecto, entonces hemos ido complementando la iconoclastia con algo más relacionado con política. Nos sentimos más preocupados  por erradicar la pobreza y la injusticia, así que hemos empezado a ver esto en su contexto social. Por eso fue que Jotamario quemó la efigie en la plaza. Nosotros no estábamos listos para ese cambio, entonces hubo una gran división”. 

John define esto como un dilema que ha enfrentado el arte a lo largo de la historia, ¿hasta qué punto el arte solo debe preocuparse por ser arte y hasta qué punto debe incidir en la transformación de la sociedad? John era más partidario de lo segundo, por eso a su regreso al Reino Unido participó en las protestas en contra de la Guerra de Vietnam, en los movimientos del 68 y escribió dos obras de teatro contando la historia de la lucha de los mineros británicos por mejores garantías laborales. Eso lo llevo a tener un diálogo epistolar abierto (publicado en un periódico de izquierda) con el mismísimo John Lennon, en tiempos en que el beatle hablaba de que la verdadera revolución tenía que ser en el interior de cada uno, después de su transformación espiritual en la India.

-          ¿Cómo fue el segundo encuentro?
Llegó un poco tarde, pero llevó, tal como lo prometió, las cartas de introducción y dos ejemplares autografiados de sus libros: Sexo y saxofón, y Los ratones van al infierno y La Consagración de la Nada. Nosotros le estábamos agradeciendo, cuando un hombre gordo y bien vestido lo invitó a su mesa.

Entre las cartas había una al pintor Pedro Alcántara en la que le decía: “Te envío a este par de ángeles vagabundos de los Angry young men de Londres… ellos me contaron que una fantasmal y nublada noche estuvieron a punto de cometer suicidio en el Támesis  porque se sentían muy traumados, pero en lugar de hacer tal tontería, empacaron sus zapatos y las pocas ilusiones que les dejó el último holocausto atómico, y aprovechando la muerte de la cultura occidental y el nacimiento de la primavera se embarcaron por este extraño y milagroso trópico…”.

Otra carta, que nunca fue entregada, estaba dirigida a Fanny Mickey y en un aparte rezaba: “Pienso que John está en el plan de poder dictar una conferencia sobre la literatura de los Angry young men de su patria, lo cual resultará un espectáculo intelectual de mucho provecho para los caleños, el TEC y el Nadaísmo en general.  Aunque ellos son poetas también viven,  sería estupendo que su conferencia les fuera remunerada lo mejor que se pueda. Tú sabrás hacer el milagro de que esto sea posible”.

-¿Quién era ese hombre que se les acercó?
Gonzalo me dijo que era uno de los hombres más ricos de Colombia, con él vivimos una situación muy extraña. Convenció a Gonzalo de que nos sentáramos en su mesa con sus amigos, otros hombres de negocios. Después de hablar de cosas banales, ellos empezaron a hacerle preguntas a Gonzalo acerca de sus ideas, lo acusaron de corrupción y decadencia, de vaguedad y escapismo, de sensacionalismo y de un idealismo sentimental. Gonzalo escuchó y después les dijo en el mismo tono suave con el que hablaba siempre, que ellos, como el común de los colombianos estaban insatisfechos con la situación actual y que por eso lo habían buscado.

John cita la respuesta de Gonzalo en su libro de esta forma: “¿Por qué me invitan a su mesa? Ustedes saben el porqué, porque yo represento lo que les molesta y ustedes quieren saber más de esto, porque ustedes son como cualquiera en Colombia, se sienten reprimidos, insatisfechos, infelices. Incluso ustedes que han alcanzado la cúspide del éxito acorde con los valores de nuestra sociedad. ¿Por qué la gente se siente reprimida? Porque están rodeadas de ideas obsoletas. Su visión está obstruida, no pueden pensar claramente, no tiene libertad de actuar. Porque creen en cosas que ya no son ciertas. El nadaísmo existe para despertar a la gente de su aceptación de los grandes mitos religiosos y políticos…”

-¿Y ellos qué respondieron?
Ellos continuaron en actitud de burla, a mí eso me molestó y se lo dije a Gonzalo, pero él  desestimó mi impresión y me aclaró que estos hombres venían ocasionalmente a escucharlo, pero que también les gustaba disentir. Entonces uno de los hombres ricos llevó a la mesa a un niño de la calle, algo que sorprendió mucho a los clientes del café. El niño estaba asustado, pero me imagino que queriendo sacar algo de comida de la situación. Otro de los hombres dijo que se lo llevaría a casa dónde lo alimentaría, lo asearía y le dejaría dormir una noche. A mí eso me pareció indignante, porque  él solo lo hacía para impresionar a Gonzalo y después devolvería al niño a su vida humilde. Pero Gonzalo me dijo “sí, eso fue torpe y burdo, pero fue el principio de una conciencia social, de un cambio en su corazón”.

-¿Y qué pasó después?
Estos hombres se marcharon y nosotros nos fuimos a casa de Renne, una argentina que vivía con otras diez mujeres. Gonzalo apenas y se había tomado dos aguardientes y ya empezaba a verse borracho. Se sentó en el suelo y empezó a hablar de que se iría a vivir a una isla, dónde él sería el único policía. “Todos los poetas y artistas irán a mi isla y harán lo que quieran porque yo seré el único policía y esto será muy hermoso”. Santiago García le hizo chistes sobre su idea y así transcurrió la noche hasta que la borrachera nos hizo caer dormidos. Wisty en el sofá y Gonzalo y yo en el suelo.

En el libro John relata que durante la noche Gonzalo se subió al sofá y le dijo a Wisty: “eres muy hermosa, no puedo quedarme dormido por estar pensando en ti, déjame hacerte el amor antes de que partamos para siempre”. Pero ella le dijo de buena manera que estaba cansada y que en todo caso, si quisiera hacer el amor, querría hacerlo con John, pese a que Gonzalo le agradaba mucho. El poeta respondió, “sí, claro, yo sabía, pero si estoy triste por mí, estoy feliz por ustedes porque ustedes dos son cercanos a mi corazón, y el amor entre ustedes me ha dado esperanza de nuevo. Ustedes dos son casi demasiado puros para este mundo. Espero que la realidad no los hiera muy profundamente”. Y diciendo eso despertó a John y le dijo, “ve donde tu hermosa mujer y que Dios los bendiga”.

Foto: cortesía John Hoyland


-¿Volvió a ver a Gonzalo?
No, nunca. Al otro día partimos a Cali, dónde conocimos a Jotamario Arbeláez y a otros nadaístas.  Allí empezamos nuestras conferencias y las continuamos por seis meses en casas de la cultura o bibliotecas por Ecuador, Perú y Chile, estos nos permitió financiarnos el viaje. En esos países conocimos gente increíble como el pintor Enrique Tábara, el poeta Ulises Estrella, Raquel Jodorowsky, Rafael Días Icaza.  También fuimos a las Islas Galápagos.  El viaje terminó seis meses más tarde en Argentina, dónde nos tuvimos que devolver porque yo contraje cólera. Le escribimos una carta a Gonzalo, que nos respondió con otra y no envío dos fotos. 
En esa carta Gonzalo les cuenta que está a punto de publicar su libro ‘Prosas para leer en la silla eléctrica’ y les reafirma su cariño. “John, tú con esa figura de místico Zen-alucinado. Soñador, asceta, tal vez atormentado por un extraño ideal espiritual, embarcado por este trópico piojoso y espléndido, sin rumbo, sin destino, porque pareces haber leído algo que escribí en mi ‘terrible 13 manifiesto nadaísta’, y era esto: ‘El hombre no tiene sino sus dos pies, su corazón, y un camino que no conduce a ninguna parte’. Y tu adorable Wisty, amada del poeta, imposible olvidarte. Tan dulce que parecías un sueño azul, tan silenciosa como un río en la tarde, tan clara como el rocío sobre una hoja de plátano. Al verte me parecías que ponías otra vez de moda lo maravilloso, el milagro.”

-Después de tantos años podría decirme ¿qué significó para usted ese viaje?
Cuando yo regresé al Reino Unido se estaba viviendo un momento muy tenso con la Guerra de Vietnam y después de haber vivido lo que viví, después de haber conocido a los artistas que conocí, yo me sentí en la obligación de serles leal. Es una lástima que yo no haya hecho lo suficiente para publicar el libro a tiempo, porque la verdad es que es increíble la manera como ellos se anticiparon a los hippies. Mucho antes de las explosiones culturales de San Francisco, Amsterdam y Londres, los nadaístas proclamaron la belleza potencial de la creatividad humana, atacaron el materialismo, la intolerante sociedad moderna; afirmaron ideas como amor, libertad sexual, drogas, religión oriental, mística y sensual éxtasis como rutas de liberación del espíritu.  Ellos veían cosas como la poesía y la música como fuerzas que podían cambiar la humanidad, no solo como un complemento  decorativo de la vida y estas premisas serían las que se defenderían después en los movimientos de 1968.

La botella de vino se ha acabado y muchas historias del viaje nadaísta de John se quedan en el tintero. Las últimas cosas que supo de Gonzalo, las ha sabido a través de unos pocos amigos de viaje con los que aun tiene contacto y por biografías publicadas en Internet. Supo que finalmente Gonzalo se consiguió una novia inglesa, que estuvo a punto de cumplir el sueño de tener una isla para poetas, se sorprendió de saber que Gonzalo tenía planeado un viaje a Londres y lamentó profundamente enterarse tarde de su muerte, de la que ya se cumplieron 35 años.

Entrevista inédita. Enero de 2012

12 comentarios:

  1. Que buena entrevista. Lo paradójico es que lo que plantea a pesar del tiempo transcurrido, sigue completamente vigente.

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  2. Tremenda entrevista, tremendo personaje. Me encantaron varias cosas, como el aspecto de desgarbado y apocado de Gonzalo. También, que según John los nadaístas se anticiparon a los hippies.

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  3. Que gran documento!
    Vivís, puedo poner el link de este documento en mi página web elprofetagonzaloarango.com?
    Gracias por publicar este tesorito.

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  4. Sí claro Michael. Yo he visitado tu página y me gusta mucho. Eres libre de difundirlo todo lo que quieras. Gracias por tu interés

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Oh . . . lo suprimí para añadirle algo más . . .

    Gracias Viviana por el tesorito.
    Ya lo he compartido con amigos que tambien se alegraron mucho al verlo.
    :)

    Tambien puse tu enlace en la sección "Celebraciones"

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  7. Sumercé, apenas lo veo. ¿Y mi idea visual?
    Te quiero.

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  8. Un abrazo estimada Viviana, me reconcilié con algo de esas vivencias tan Angry men , un abrazo todoista desde estas tierras colombianas a Jhon y a su amada . un abrazo a Michael y otro a tí por tu maravillosa idea de embriagarte junto a un alma tan Pura como la de el poeta electrónico Jhon ..

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  9. Hola Viviana...

    Me gustó mucho la entrevista y me atreví a publicarla en Gonzaloarango.com, obviamente con los debidos créditos:

    http://www.gonzaloarango.com/vida/pineda-viviana-1.html

    Espero que esto no te moleste...

    Saludos...

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  10. Gracias por compartir los milagros de nuestro Profeta Nadaísta al que también intentamos hacerle homenaje desde la Frontera Colombia Ecuador, este es nuestro espacio: xervantex.blogspot.com/

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  11. Increíble que hasta ahora de con este sitio, gran entrevista, gracias por compartirla, para algunos saber de Gonzalo y de más nadaistas es lo más parecido a la felicidad.

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