miércoles, 26 de mayo de 2010

La satisfacción del deber no cumplido

Hoy hice una trampita chiquita en este experimento de los quince días sin escribir. No escribí en la noche, estoy escribiendo a las 7 y 45 de la mañana, que creo que no está mal del todo porque es la noche colombiana.

Ayer tuve otra jornada de 12 horas pero no estuvieron tan duras porque no estaba con la manager assistent en el supermercado. Su nombre es Androulla y aunque nació en Inglaterra se le nota a kilómetros que es griega. Sus padres son de Grecia, y se la llevaron para allá siendo una bebé y allá vivió hasta los 14 años, cuando regresó a Londres. Es la mujer que uno quisiera encontrar en el lugar donde compra la comida. Caderas anchas, manos pompitas, cachetes redondos y rosados, su cuerpo tiene todas las señas de que esta mujer sí sabe qué es comer bien.

Sin embargo, trabajar con ella, si uno no tiene las destrezas necesarias, como yo, puede ser una pesadilla. Es psicorígida con la limpieza y con una cosa que a mí me fue negada: la estética. ¿Por qué me tenía que tocar una jefe como ella? A mí, precisamente que siempre perdía manualidades en el colegio, que mi papá me hacía los trabajos de dibujo técnico, que podía sacar mala calificación en un trabajo final del colegio por recortar y pegar a la verraca las figuritas que lo decoraban.

No, yo no tengo la capacidad de pasar una ensalada de un plato a otro sin que quede regueros en los bordes, yo no puedo forrar el jamón en papel transparente sin que me quedes arrugas, yo no puedo envolver en papel aluminio (sin que se me rompa) las latas del horno. Así que yo no soy precisamente santo de la devoción de Androulla.

Por otro lado soy muy lenta, yo trato de buscar una estrategia para ser más rápida, pienso en qué orden debo hacer las cosas, sin hacer mucho desorden, para que queden mejor hechas. El problema es que cuando termino de pensar ya no tengo tiempo, y me pasa lo mismo que en el periodismo, tengo buenas ideas pero nunca tengo el tiempo necesario para desarrollarlas.Ayer

Androulla no trabajó conmigo y mi compañero nepalí y yo terminamos de cerrar ‘la deli’ (así se le dicen a mi sección) sin derramar una gota de sudor. Claro, empezamos a cerrar una hora antes de lo que le gusta a Androulla y hicimos una trampitas pequeñas como barrer antes limpiar las mesas y mostradores (así después les caigan boronas al piso) o trapear con el trapero sin lavar.
Así me fui más tranquila para mi casa (el hostal) y hasta tuve tiempo de tomarme una cerveza, con la satisfacción del deber no cumplido pero el cuerpo un poquito más descansado.

5 comentarios:

  1. Mensaje de SOFI! No sé por qué sale que es de Dani...

    Vivi he leido tus ultimas tres entradas y te siento un poco "down".. todo bien?? siempre recuerda que lo que tenemos aca es una vida prestada, que todo lo que estàs viviendo aunque a veces parezca desgastador es parte de una experiencia unica, algo que nunca vas a olvidar y que sobre todo va a darte aun màs valores de los que ya tienes.

    Yo sé que cuando se tiene la escoba en las manos y un dolor punzante en la espalda la unica pregunta es: "que putas hago aca?" pero trata de disfrutar incluso ese dolor en la espalda. Poco a poco vas a encontrar algo mas chevere, mira como comenzamos nosotros y lentamente hemos encontrado cositas mas interesantes.

    Cuando salgas del trabajo mira los edificios, mira el parque, mira la gente tomar el sol, mira las calles, los cafés y recuerda por qué estas en Inglaterra...

    Animo y sigue escribiendo! Yo te leo! Un fuerte abrazo!
    Sofi

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  2. Vivis, yo también te leo. Me acuerda mucho de mi época en Nueva York. En el bar se iban sin pagar!!! y yo tenía que asumir el costo. Te quiero, ojala nos veamos en berlin.

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